jueves, 16 de abril de 2009

Torturalo, pero no le robes el reloj.


(Esta imagen muestra una entrada, que lleva cómo título "ARREPENTIMIENTO!!!", fue escrita por un tal "coronel cañones" el día sábado 10 de enero de 2009, en un foro dedicado a las "fuerzas armadas y de seguridad, cuyo responsable y moderador es el coronel (r) Juan Carlos Alsina)





¡Viva el cáncer!, fue la frase que eligió el gorilaje; fue la frase qué, al decir de Eduardo Galeano "escribió alguna mano enemiga en un muro de Buenos Aires. La odiaban, la odian los biencomidos: por pobre, por mujer, por insolente".
¡ Viva la muerte!, habían gritado, dieciséis años antes en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, en la cara de Miguel de Unamuno.
La primera de esas frases apareció escrita en un muro de la ciudad de Buenos Aires, cuando la enfermedad devoraba el cuerpo de Evita y, al mismo tiempo, las esperanzas de su pueblo. La segunda fue el "necrófilo e insensato grito" con el que el militar Millán de Astray y sus seguidores falangistas profanaron el recinto sagrado del templo de la inteligencia e intentaron ofender a su sumo sacerdote.
"Me arrepiento de no haber usado más balas carajo" (sic) es una frase que podría traducirse en "me arrepiento de no haber matado más gente" o "me arrepiento de no haber causado más muerte". No fue escrita con carbón en un muro en 1952, ni fue eructada en la cara de un catedrático, escritor y pensador en 1936. Esta última frase, es mucho más modesta desde el punto de vista histórico y social pero guarda el mismo grado de sadismo, intolerancia, irrespeto, barbarie y obscenidad que las anteriores. Fue escrita por un inválido. Pero no por un inválido de guerra, sino por un inválido moral. Por uno de los tantos inválidos morales que para no desenmascararse publicamente hablan de reconciliación, perdón, respeto, verdadera historia, memoria completa, pero qué intramuros dejan caer la careta y se muestra tal y cual son: seres bifrontes, camaleónicos, doble faz que se esconden en "grupos" y "foros". Son las "referentes de la lucha por los presos políticos" (eufemismo que utiliazan para referirse a los genocidas), antiabortistas de día, putas de noche. Son los mismos que consideran traidor a un soldado que se negó a ser cómplice de un delito; son los mismos que consideran delincuentes " a los que lucraron con la guerra, a los que entregaron a sus compañeros, a los que cobraron rescate por liberar a terroristas detenidos y demás. Sí, porque como producto de una sociedad corrupta, las FFAA también tuvieron los suyos. A ellos, también, les llegará su momento, pero específico a la falta cometida", pero no usan el mismo calificativo para los que secuestraron, torturaron, violaron, asesinaron o hicieron desaparecer a miles de compatriotas. Parece que delitos son sólo aquellos que tienen que ver con la propiedad privada o el dinero, pero no los que tienen que ver con la vida de las personas. La tortura es entónces un "hecho de guerra", justificable en el "contexto de una guerra" : "torturalo, pero no le robes el reloj", dice el manual del buen torturador. Pero el mismo idiota, muerto ya, que dijo semejante gansada, no agota allí verba pringosa de sangre: "esos "centros clandestinos" no eran otra cosa que las Comisarías de la Policía Bonaerense diseminadas por la provincia? ¿Donde encerrar a los delincuentes si no es en las comisarías? La ilógica de todo esto abruma", Sí, es cierto la ilógica de eso abruma, porque no se puede ser tan cínico, o tan idiota, cómo para no darse cuenta que la clandestinidad está dada por la condición de los detenidos y no por la condición del edificio en dónde se encontraran alojados. La ESMA fue un gran centro clandestino de detención a ojos vistas de todo el mundo y en plena avenidad del Libertador.
"Viva la muerte", "viva el cáncer", "me arrepiento de no haber usado más balas", tres frases, tres contextos, un sólo vómito sanguinolento derramado por los mismos inválidos morales. Parafrasendo a Don Miguel de Unamuno diría que esos inválidos morales vencieron pero no convencieron. Vencieron porque tuvieron sobrada fuerza bruta, miles de desaparecidos así los testimonian. Pero no convencieron, ni lo harán, porque cómo dijo Don Miguel, para convencer hay que persuadir y para persuadir hay que tener algo que les faltó, les falta y siempre les faltará: "razón y derecho en la lucha".

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