lunes, 20 de abril de 2009

PAPU: DE BIONDINI A DUHALDE, O DE CÓMO CUALQUIER COLECTIVO ME DEJA BIEN.

















"Entre la concurrencia al acto llamó la atención la apologista de la última dictadura militar Cecilia Pando" (Crítica digital)

"Dentro de los que estuvieron presentes, se vieron caras de todos los partidos e ideologías. De hecho, entre los dirigentes se pudo ver a Cecilia Pando, mujer del mayor retirado Pedro Mercado y quien amenazó de muerte al secretario de Derechos Humanos Eduardo Luis Duhalde" (Clarín)



Todos sabemos que las épocas de elecciones son propicias para alianzas, acuerdos, reconciliaciones, rupturas, continuidades, etc. Cada grupo o sector sale a hacer su jugada. Toma y daca. Financiar una campaña suele ser razón suficiente para que el pragmatismo se imponga y se "olviden" por un momento esos "pequeños detalles" que hacen a lo ideológico. Claro que también puede ocurrir que el "acuerdo" se haga a partir de coincidencias políticas y una tercera opción sería la combinación de las dos anteriores: "simpatía política" y "necesidad de financiación".

Esta tercera opción parace ser la que mueve a sectores de la derecha política argentina y los hace converger (aunque no es exclusiva de ella).Por un lado, un capo (¿o ex?) del conurbano bonaerense con acusaciones hechas por propios y ajenos que van desde la cuasi inocente picardía política al asesinato. Por otro, la representante de residual de proceso, defensora de represión ilegal y amenazadora compulsiva. ¿Que los une?, no los une el espanto precisamente, sí el amor y...la siempre presente necesidad de financiación.

Desde hace más de un año el teniente coronel Héctor Mario Schwab, ex cómplice del llorón Bussi, se encuentra prófugo de la justicia. Schwab es el dueño de Sacanner S.A. una "empresa de seguridad" que tiene cómo empleado, entre otros, a Pedro Rafael Mercado, el esposo de Cecilia Pando. Claro que la relación entre la pareja procesista y el teniente coronel, trasciende los límites de la mera amistad, hasta convertir esa relación en un verdadero "grupo de tareas" con roles bien definidos: unos ponen la cara, otro pone la guita. La cara, más que desagradable, por cierto, sería la misma que con un rictus inyectado de odio, amenazó con matar al secretario de Derechos Humanos. La guita, es mas que fácil de deducir, la pone Schwab. Los recursos necesarios para los afiches, las reuniones, la logística y, por sobre todo, para editar el publicación con la que la Pando pretende dar a conocer su "postura" sale del bolsillo del prófugo teneiente coronel. B1 es el órgano oficial de la peregilada procesista y progenocida. Tuvo apariciones prolijitas y casi constantes durante doce meses, luego, el plazo entre uno y otro ejemplar se fue alargando, la suerte de la publicación está atada a la suerte del militar prófugo de la justicia. El número doce apareció en octubre de 2008, el número 13 en enero de 2009 y el número catorce...depende del "cabezón". Su "director" el carapintada, ex convicto indultado y "compañero", José Luis "Papu" D'ángelo Rodriguez, habría sido quien hizo de enlace entrre la Chechu y el Cabezón.

Según comentarios de "compañeros" ligados al duhaldismo, el "cabezón" se sabe refractario a grupos más progresistas de la polítca argentina, no tiene ningún predicamento en sectores cómo la CTA, los organismos de derechos humanos le, pasan la cuenta por la muerte de Kosteki y Santillán y los sectores medios lo ligan a lo que dió en llamarse la "vieja política". Así la cosas, según estos "compañeros", el ex presidente buscaría refugio en la reacción conservadora encarnada por los sectores que en su momento acompañaron a "el campo". Mientras el vice de Carlos Saúl propone, desde una "solución política al tema de los militares", hasta aportar el dinero que falta desde la fuga de Schwab, para afiches, mesas redondas, y para la publicación del órgano oficial del procesismo residual; la contrapartida sería la publicación de una "nota exclusiva al ex presidente" en el órgano oficial de la peregilada procesista y progenocida, y la firme promesa de una fuga de votos proporcional al rechazo que siente la sociedad por ciertos nefastos personajes.

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