lunes, 9 de febrero de 2009

DE "GUERRA", "JUECES NATURALES", "JURISDICCIÓN CASTRENSE" Y OTRAS MENTIRAS.

El 20 de abril de 1976 Jorge Emilio Papetti, hijo de italianos, fue incorporado como soldado conscripto al Regimiento Caballería de Tiradores Blindados 6, en Concordia, Entre Ríos. El 16 de marzo de 1977, casi ya de baja y ascendido a dragoneante, fue detenido del regimiento mientras estaba de guardia...
Desde hace años la derecha procesista y progenocida pretende instalar, cómo basamento de la teoría de los dos demonios, que en los setenta, en Argentina hubo una guerra. Esta pretensión no es caprichosa, ni antojadiza, sino que responde una estrategia jurídica defensiva con vistas a aliviar, de alguna manera, la muy comprometida situación en la que se encuentran los criminales que llevaron adelante la represión ilegal. Desde el punto de vista afectivo y emocional, la mentira de una guerra, también tiene sus ventajas. Claro, es más digno, más honorable y hasta más romántico creerse que "fue una guerra". A cada hijo, esposa, madre o padre de un represor le resulta más digerible, mas soportable, imaginar al "soldado combatiendo valerosamente contra las huestes comunistas", que admitir secuestros, torturas, violaciones, apropiación de menores, asesinatos o desapariciones. Así la señora Marta Ravasi de Olivera, se desgañita gritando que su marido, el militar Jorge Antonio Olivera, no secuestró, ni torturó, ni violó,ni hizo desaparecer a la modelo franco-argentina, Marianne Erize, entre otros, sino que que es víctima de ¡una operación de la corona británica!. De la misma manera, la empleada del Hospital Militar Central, Mónica Beatríz Bevione, jura y perjura que su padre es un héroe de guerra que murió combatiendo al enemigo, cuando la verdad es que murió en un accidente de aviación.
Todos quieren ser familiar o amigo de un héroe de guerra, o de un mártir. Nadie de un genocida, es una obviedad.
El mito de la "guerra interna de baja intensidad" cumpliría entonces, dos objetivos primeros y básicos: por un lado le daría cierta legitimidad a lo que fue una verdadera cacería humana llevada adelante por una banda de criminales uniformados. Por el otro, y este es el aspecto que hoy más nos interesa, al instalar esta patraña se pretende sustraer a los delincuentes de la justicia civil, porque, según lo que argumenta la Pando: "todo lo actuado contra el terrorismo se dio en el marco de un Conflicto Armado no Internacional , sujeto por lo tanto al Derecho de Guerra y no al Código penal Ordinario que rige durante la paz". Esta singular, por llamarla de algún modo, interpretación de lo que fuera la represión ilegal, es un discurso mancumanado en el grueso de la pereGilada progenocida y procesista :" Ninguno de los hombres de las FFAA y FFSS hoy sometidos a juicio, ó condenados, ha sido ni es juzgado por sus jueces naturales (que corresponden a la jurisdicción castrense), ni bajo el derecho aplicable (que es el derecho de la guerra, y no el de la paz)", vomitan otros, preocupadísimos ahora de las garantías procesales para quienes antes se cagaron en la justicia.
Ahora, yo me pregunto ¿adonde estaban los "jueces naturales de la jurisdicción castrense, para aplicar el Derecho de Guerra", cuando los miembros de las fuerzas armadas y de seguridad cometían delitos aberrantes?. Porque la represión no duró un día, o un mes. Fueron años. Son aproximadamente 130 los conscriptos y militares desaparecidos (la gran mayoría conscriptos, claro está) y en virtud de ello de nuevo me pregunto, si el Código de Justicia Militar no se aplicó intramuros y con "propia tropa" en ese momento ¿ por qué habrían de aplicarlo ahora?. Resulta ridículo pensar qué, tanto ayer cómo hoy, los que dieron las órdenes habrían de juzgar a quienes las ejecutaron. La teoría del "conflicto interno de baja intensidad" hace agua a lo grande por este lado. Voy a tomar un caso, sólo uno de los casi 130, para ejemplificar lo que digo. El del soldado dragoneante, Jorge Emilio Papetti, su caso es muy conocido y hay abundantes datos al respecto como para que yo me explaye, pero no quiero,ni puedo, dejar de citar la opinión de un militar referida a este caso: "(...)Es fácil atacar a alguien que -como me está sucediendo- además de privado ilegítimamente de su libertad por defender el honor de Camaradas presos, mancillados por quienes fueron sus propios superiores (que negociaron con el CELS su impunidad), como el Presidente del Círculo Militar General Domínguez (que imputó a sus subalternos), como el Coronel Góriz, actualmente Tesorero del Círculo Militar, (que mató al Soldado Dragoneante Papetti por la espalda, simulando un "intento de fuga", aún estando blanqueado el pobre tipo indefenso y encadenado, en 1976)..."; sí, ahí están con nombre y apellido, víctima y victimario, denunciado no por los organismos de derechos humanos (que se cansaron de denunciarlo, dicho sea de paso) sino de la boca de uno de la "propia tropa", el ex oficial jefe Carlos Marcelo Shäferstein.
Pero cómo el pez por la boca muere, demosle otra vez la palabra a la "propia tropa" de la pereGilada procesista y progenocida, respecto de la "guerra" en los setenta, el "director" de la "revista" (a esta altura, apenas un boletín de circulación interna) B1, nos confiesa: "Además se dudó permanenetemente, tanto durante el gobierno peronista como durante el Proceso, respecto del encuadramiento legal a darle al conflicto y a los terroristas. Si se les daba la categoría de "combatientes" se temía habilitar una puerta a los organismos internacionales para que los "protegieran", cómo "fuerza beligerante", por encima de la legislación penal local, y al mismo tiempo podían, se decía, prosperar reclamos por parte de los terroristas sobre "zonas geográficas liberadas"...". Claro, me pueden decir que a eso lo dice José Luis D'angelo Rodriguez, un carapintada rajado del ejército; milico al fin, y qué como tal está mas acostumbrado a obedecer que a argumentar razonando. Pero no es el único que nos da las razones por las cuales se pretende insatalar la idea de una guerra que no fue; María Lilia Genta, "Lis", también va a poner un poco de claridad (muy a su pesar) sobre esta cuestión: "Te podemos asegurar que fueron los Generales los que eligieron la lucha “por izquierda”, sentados tras un escritorio (salvo honrosas excepciones). Adujeron dos razones. La primera, que si se declaraba el estado de guerra, Tucumán podía ser declarada “zona liberada” y la guerrilla asumir el estatus de “ejército beligerante”. A la luz de lo que está pasando en Colombia con las FARC, parece una razón válida. Pero la segunda razón era despreciable: los créditos no vendrían si declarábamos la guerra. La política económica del Proceso, de todos modos, fue desastrosa.". Aclaro, esto no lo dice un dirigente de izquierda, o de las madres,o de las abuelas o de hijos; lo dice, María Lilia Genta, es decir, la herencia viva de la fuente ideológica del fascismo argentino encarnado en la figura del ultracatólico y ultranaZionalista, Jordán Bruno Genta.


Muchachos, entiéndalo de una vez. Guerra fue la de Malvinas, ahí estaba la oportunidad de cumplir el rol para el cual fueron concebidas las FFAA. Secuestrar gente de madrugada y mientras duerme es una cosa, jugárselas frente a un ejercito de verdad es otra. En lo primero se ensañaron y hasta se creyeron los amos de la vida y de la muerte; el lo segundo, salvo honrosas excepciones, les faltó voluntad, pericia y, por supuesto, cojones.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando tiene razón, tiene razón. No hay vuelta que darle. Cada uno es prisionero de sus propias palabras.

Salud a los héroes y mártires de Malvinas muchos de los cuales se distinguieron como tales siendo jóvenes Oficiales, y hoy están presos por las canalladas de sus generales.

Que la Justicia vaya por ellos y deje en libertad a los infelices que fueron engañados bajo la amenaza de que quien no cumplía las órdenes era un traidor.

A propósito, en una página brasilera de internet encontramos al teniente coronel Roberto Felipe Domínguez, cedido "a préstamo" por el ejército argentino, masacrando "subversivos" bolivianos en Santa Cruz de la Sierra.

¿Será el mismo que Vd. cita en la nota?

Anónimo dijo...

mi viejo fue sindicalista y sufrio esa violencia, pero no quiero decir mas nada

Anónimo dijo...

Impresionante la página.... jajaja... y cómo sigue Manuelita?

Pedro Rafael Mercado

Anónimo dijo...

Impresionante tu capacidad de investigación.... sos realmente un genio... jajaja

Pedro Rafael Mercado

Anónimo dijo...

soy el que dijo que todo me confundia un poco, y no vengo de familia militar, mi padre era sindicalista.pero esta bien, para aclarar nomas

Celeste Cuesta dijo...

Sería bueno que el "periodista" Pedro Rafael Mercado, tan macho, la corte con vitaminas y le dé al Viagra, a ver si satisface de una vez a su mujer y le evita el histeriqueo público y los papelones.
O este Mercado será como el Agustín Laje trucho? Será Mercado?
Habría que preguntarle al detective Palma, que según él aseguraba haber denunciado en tribunales que eras vos. (a propósito en la jerga jurídica eso es difamar).
Vaya a saber, estos tipos hasta entre ellos mismos se clavan las puñaladas.
Manuel, te diste cuenta cómo te leen?....No la pueden cortar....JE-JE!

Anónimo dijo...

ES CIERTO EL PEZ POR LA BOCA MUERE....dejalos que sigan hablando......puede que en el futuro se lamenten de sus comentários......
Sigan hablando Celeste y Cia, si el MODERADOR aprueba este comentario anónimo, ya que NO debe ser imparcialjavilla

Anónimo dijo...

Edgardo
Lo único que podría lamentar en el futuro es no haber hablado de lo que hay que hablar.
Este no es blog de Celeste, ni yo soy ella.
Muchos y felices juicios... ya castigo en cárceles comunes.
Manuel