lunes, 1 de marzo de 2010

La realidad, lejos del sentido común.


libros

DOMINGO, 28 DE FEBRERO DE 2010

Angeles y demonios

En medio de una oleada de libros que operan una revisión de casos de muertes violentas en los ’70 para equipararlos al terrorismo de Estado, Símbolos y fantasmas es una investigación clara y precisa que busca desmontar el discurso procesista encubierto.

Por Alejandro Soifer

Cuatro casos de muertes violentas y nunca esclarecidas del todo: la del militar Argentino del Valle Larrabure, el ex presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu, el ideólogo de extrema derecha Jordán Bruno Genta y el sindicalista José Ignacio Rucci. En el seguimiento de estos cuatro casos de víctimas de la guerrilla se puede iniciar un viaje en Tren Fantasma que, a diferencia del de los viejos parques de diversiones, amenaza con no terminar.

Germán Ferrari –escritor, periodista y docente, actual jefe de redacción de la revista Nómade– se encarga de hacer un recuento de la campaña mediática y judicial que la derecha procesista vino llevando a cabo desde que el gobierno de Néstor Kirchner diera nuevo impulso a los juicios a ex represores e hiciera de la política de derechos humanos una de sus marcas distintivas. Los casos que analiza Ferrari tienen la particularidad de haber sido levantados como las banderas de su martirio por parte de grupos que intentan reflotar la “Teoría de los dos demonios” o al menos llegar a una “Teoría del empate” que equipare los crímenes de la guerrilla con los crímenes cometidos por el Estado durante los años 1976 y 1983.

Según recupera el autor, la legislación internacional, que se aplica a estos casos, indica precisamente que de ningún modo se pueden equiparar los crímenes cometidos por civiles y los cometidos por el Estado a los que denomina “Crímenes de lesa humanidad”, convirtiéndolos así en imprescriptibles. Este aspecto en particular enfurece a aquellos que hablan entonces de una “Memoria hemipléjica” y proponen como solución el juzgamiento tanto de ex guerrilleros como de militares o su peculiar y eufemística concepción de Reconciliación Nacional, que vendría a redundar en simple olvido.

La interpretación de estos grupos considera en su variante más exagerada y fantasiosa que, si logran que los crímenes de la guerrilla sean declarados de lesa humanidad, se abriría la posibilidad de llevar al banco de los acusados al matrimonio Kirchner debido a su pasado militante.

El Caso Larrabure (un militar secuestrado por el ERP por poco más de un año, hasta su presunto suicidio en cautiverio) resulta paradigmático para esta estrategia porque fue a partir de éste que se inició la embestida mediática y judicial, orquestada en buena parte por el hijo del militar en sus intervenciones desarrolladas a partir de cartas de lectores en el diario La Nación.

La investigación articula con un ritmo narrativo implacable la reconstrucción biográfica de estos personajes que algunos quieren subir al pedestal de mártires de la patria con el análisis de las campañas periodísticas y los textos fundacionales de la ideología del Proceso.

El autor se sumerge en los manifiestos, notas y revistas que operan actualmente en esta dirección haciendo un minucioso análisis de materiales como la revista B1 (de aparición ad hoc para apoyar el renacimiento de este retorno de los muertos vivos) dirigida por el desplazado militar Pedro Rafael Mercado y del libelo (de sangre) de ultraderecha Cabildo.

Ferrari intenta desarticular el sentido común exponiendo los textos y los hechos para que hablen por sí mismos, y antepone comentarios en los huecos que sus autores obviaron intencionalmente, cuestionando así ciertas concepciones fosilizadas en la opinión pública, a pesar de no haber sido nunca del todo aclaradas pero sí aprovechadas por los procesistas.

Símbolos y fantasmas es una herramienta contra el olvido y les muestra a los distraídos que hay que tener cuidado cuando se entra al Tren Fantasma, porque hay muchos muertos bien vivos.

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