sábado, 11 de julio de 2009

Víctimas del terrorismo.


Las víctimas del terrorismo piden justicia. Hace años que reclaman por juicio y castigo a los personajes acusados de sesgar vidas con esa trágica metodología. Pero parece que lejos de ser condenados, muchos de esos personajes son premiados con puestos en la estructura del Estado.
El 17 de marzo de 1992 a las 14:50 una bomba destruyó la embajada de Israel en Buenos Aires y terminó con la vida más de veinte personas.
El 18 de julio de 1994 a las 9:50 una bomba destruyó la sede de la AMIA y terminó con la vida de 85 personas.
A pocos días de conmemorarse éste atentado, Jorge "el fino" Palacios, involucrado en tamaño crímen, es premiado con un puesto en la estructura Estatal: será el jefe de la policía de Macri. Un delincuente combatiendo al delito. Bueno, al menos no podremos decir que no sabe de lo qué está hablando, o haciendo.
Ésto es parte de la historia argentina que transcurre en un presente obstinado. Las víctimas de la embajada y la AMIA persisten en un obstinado presente junto con la víctimas del terrorismo de Estado, guardadas eternamente en la memoria, en busca de la verdad y a la espera de justicia.
Pero ésta historia pretende ser repetida, y en el extremo opuesto del continium histórico, se asoma la farsa. Y los farsantes de dicen familiares y amigos de víctimas cuando en realidad deberían llamarse familiares y amigos de victimarios. Éstos farsantes pretendieron compartir el escenario con los protagonistas de la tragedia. Hubo convite. Sí, lo hubo.
Palmariamente rechazado, porque las verdaderas víctimas tienen claro que los farsantes que pretendieron usarlos, tienen como fin último, aquello contra lo cual ellos vienen luchando hace años: la impunidad.
Unos, desde la memora militante y activa, luchan por destejer la trama siniestra que calla y oculta la muerte y que contó, y cuenta, con el apoyo interno de siniestros personajes cómo Palacios.
Los otros, desde la prepotencia, la provocación, el insulto y la amenaza intentan imponer la desmemoria y la repugnante reivindicacién del secuestro, la violación, la tortura, el asesinato y la desaparición forzada de personas.
Unos son las verdaderas víctimas de la tragedia, que claman por justicia.
Los otros, son farsantes patéticos al servicio de la impunidad.
NO OLVIDAMOS
NO PERDONAMOS
NO NOS RECONCILIAMOS

1 comentario:

César Terrizzano dijo...

Che, cachivache impresentable... ¿Y TAIANA? ¿Y LAS VICTIMAS DE TAIANA?