(San Nicolás de los arroyos, 18 de octubre de 1941 - Buenos Aires , 22 de septiembre de 2006 ).
Segunda parte del reportaje que Página 12 le hiciera al Padre Puigjané.
–¿Cómo ve lo decidido por De la Rúa respecto a los condenados en el juicio?–Tiene de bueno que haya posibilitado el levantamiento de la huelga de hambre. Si la huelga no se levantaba, estos chicos –después de 116 días de huelga– iban a empezar a morirse. Y además estaban decididos a morirse. Todos estaban dispuestos a seguir hasta la muerte. En este sentido lo dispuesto por el presidente fue positivo.
–Usted participó de la huelga por un tiempo.–
Yo dije que los acompañaría con ayuno y oración. A los 57 días los compañeros me pidieron que abandonara. Yo tengo 70 largos. Me pareció bien. Ayuné 17 días más que Jesús que ayunó 40. A veces lo provocaba.
–¿A quién?–
A Jesús. Le decía: “Aguanté 17 días más que vos”.
–En lo referente al ayuno la decisión de De la Rúa fue positiva, ¿y respecto al resto?
–En cuanto al resto, después de 12 años previos me parece muy grosera la idea de que con esta disposición se cumple con lo ordenado por la OEA. Lo que dice la Comisión es que el juicio está viciado de nulidad.
–Es decir que no hubo juicio.
–No hubo. El informe de la Comisión dice, por otra parte, que las víctimas deben ser reparadas. ¿Alguien habló de esto? ¿Alguien dijo que los que están presos, lo están, desde hace 12 años, como resultado de un juicio viciado de nulidad?
–En definitiva no fue ni indulto ni conmutación, fue una disminución.
–Sí, a los que tenían perpetua les dio 20 años.
–¿Cuál habría sido para usted la solución?
–Que hubieran puesto 17 años en lugar de 20.
–¿En qué principio jurídico se habría basado esto que usted propone?
–La Comisión de la OEA habló de “reparar a las víctimas”. Reparar a las víctimas significa ponerlas en la condición que tenían antes del juicio. Diez y siete años habría permitido acceder a la libertad condicional.
–¿Qué pasó con José Saramago que vino expresamente a la Argentina a hablar de este caso con De la Rúa?–
De la Rúa no le concedió audiencia. Se lo sacó de arriba haciéndolo hablar con Storani. Es lo que yo le digo, el fascismo es una enfermedad que ha entrado al corazón de muchos argentinos. De cualquier manera, hay que tener esperanzas, creer, no bajar los brazos, seguir luchando.
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Viernes 23 de enero de 2009
La Nueva Provincia
Link: http://www.lanueva.com/edicion_impresa/nota/23/01/2009/91n090.html
por Agustín Laje Arrigoni*
Frustrados los planes golpistas de las organizaciones terroristas subversivas que operaron en nuestro país durante los años 70, sus principales cuadros y dirigentes optaron por el camino del exilio (paradójicamente, no en países gobernados por el tan anhelado comunismo, sino en la vapuleada “sociedad de consumo” europea). Desde el exterior, sustituirían las armas y el militarismo por la victimización y el discurso político de los derechos humanos. Este viraje estratégico es explicado sin rodeos por el periodista marxista Pablo Giussani (muy allegado a Montoneros): “Ya ahogada en sangre la aventura guerrillera, la temática y el lenguaje de los montoneros en el exilio sufrió algunos cambios. La exaltación de la propia actitud de matar a Aramburu o a Mor Roig, cedió paso a la condena de la matanza inversa practicada contra la guerrilla por el régimen militar”. (1)
En rigor de verdad, quienes solicitaban justicia desde el extranjero, denunciando al Proceso por violaciones a los derechos humanos, años atrás, no sólo no los habían respetado, sino que ni siquiera les había temblado el pulso a la hora de fusilar a centenares de personas y volar en pedazos a otras decenas, mediante la colocación de explosivos.
Lo cierto es que, el 23 de enero de 1989, con el cruento ataque a La Tablada, los terroristas se quitaron el maquillaje y, con ello, el banderín de los sacrosantos derechos humanos dejó ver, por algunas horas, su verdadera esencia: entre los atacantes, se encontraban reconocidos militantes de organizaciones “derechohumanistas”.
El grupo terrorista MTP (Movimiento Todos por la Patria), prolongación del ERP, comandado por el asesino Enrique Gorriarán Merlo, fue el autor de tan trágico acontecimiento que acabara con la vida de diez soldados e hiriera y mutilara a otros sesenta. Gorriarán compromete al actual secretario de Derechos Humanos, Luis Eduardo Duhalde, y al subsecretario de Derechos Humanos, Rodolfo Mattarollo, afirmando que “con el fin de activar y formalizar los contactos con el exterior, habíamos promovido un Instituto de Relaciones Internacionales, donde estaban Rodolfo Mattarollo y Eduardo Luis Duhalde, junto con otros compañeros”.(2) En puridad, según palabras del propio jefe del MTP, quienes en el presente trabajan desde el Estado por los Derechos Humanos de los argentinos, otrora fueron partícipes de una banda homicida, cuya naturaleza era violarlos y pisotearlos.
Entre los terroristas que atacaron el cuartel de La Tablada, se encontraban, como ya mencionamos, y para sorpresa de muchos ingenuos que habían creído sus discursos filantrópicos, reconocidos “humanistas” y pretendidos “pacifistas” que aleccionaban sobre valores humanos a la sociedad. Entre ellos, Francisco “Pancho” Provenzano (3) (hermano de un guerrillero del ERP, muerto en 1972 a causa del estallido de una bomba que él mismo estaba colocando en el edificio Libertad), quien fuera distinguido militante “por los derechos humanos”, pero que, al parecer, los olvidó, cuando decidió arremeter contra vidas humanas en el ataque de marras.
Entre los cadáveres de guerrilleros que luego se identificaron, se encontraba el de Jorge Baños, abogado “derechohumanista” del CELS, que también se sacó el maquillaje en La Tablada, revelando su verdadera naturaleza terrorista, que hasta al Dr. Nino (quien pretendía hacer creer a la sociedad que los terroristas eran simples jóvenes equivocados) sorprendió.
Pero no sólo Baños y Provenzano integraban el grupo homicida de Gorriarán Merlo. También el sacerdote Puigjané combatió en el ataque del MTP; era el mismo que formaba parte de la organización “derechohumanista” de Adolfo Pérez Esquivel, Servicio de Paz y Justicia. Al parecer, no se equivocó el ensayista Guillermo Rojas, cuando afirmó que, de la estructura del grupo de Pérez Esquivel, “habría personajes que intervendrían, en 1989, en la toma del regimiento de La Tablada”.(4)
El lacrimógeno héroe del filme “La noche de los lápices” (cuyo contenido efectista fue desmentido por los propios protagonistas del hecho), Pablo Alejandro Díaz, también se alzó en armas, dispuesto a violar los derechos humanos de quienes se encontraban en el cuartel.(5) Lamentablemente, los 16 de septiembre, en los colegios y en la televisión, a los efectos de preservar la historieta de los lápices, se opta por omitir la sangrienta aventura guerrillera de Díaz.
La verdadera cara de los terroristas devenidos en “derechohumanistas” quedó al descubierto: no luchaban por los derechos humanos, los violaban; no respetaban los valores democráticos, se alzaban contra un gobierno constitucional; no buscaban desde sus organizaciones supuestamente humanitarias un revisionismo histórico genuino: en el ataque de marras, ingresaron “con sus caras pintadas, arrojando volantes desde uno de los vehículos, mientras gritaban “Viva Rico”(6), a los efectos de simular que se trataba de una sublevación carapintada y engañar a la sociedad.
A veinte años del cruento ataque a las instalaciones del regimiento 3 de infantería “General Belgrano”, de La Tablada, el kirchnerismo y los militantes “derechohumanistas” pretenden dejar en el olvido lo acaecido. No por temor a una persecución legal o repudio social, sino porque, sin lugar a dudas, aquel sangriento 23 de enero de 1989, fue el día en que los terroristas se quitaron el maquillaje de los derechos humanos y mostraron a todo el pueblo argentino su verdadera naturaleza.
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Citas:
(1) Giussani Pablo. Montoneros. La soberbia armada. P 51. Sudamericana-Planeta, 1984, Buenos Aires
(2) Enrique Gorriarán Merlo. Memorias de Enrique Gorriarán Merlo. De los setenta a La Tablada . P 479. Planeta, 2003, Buenos Aires
(3) Rojas Guillermo. 30.000 desaparecidos. Mito, realidad y dogma . P. 310. Editorial Santiago Apóstol, 2003, Buenos Aires.
(4) Rojas Guillermo. Op. Cit. P. 295.
(5) Ver Márquez Nicolás, La mentira oficial, P. 252. Edición del autor. 3º Edición. 2007. Buenos Aires.
(6) Revista “Lucha Armada en la Argentina”. Nº 9. P. 5.
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*Agustín Laje Arrigoni (agustin_laje@yahoo.com.ar) tiene 19 años, es estudiante universitario, autor de numerosos artículos de opinión e investigación sobre los años 70 y está terminando su primer libro en la materia. Se desempeña como coordinador general del Movimiento por la Verdadera Historia.
DOS COMBATES, UN MISMO ENEMIGO
Comenzaba el trágico año de 1974 y la violencia revolucionaria se aprestaba a perpetrar el criminal ataque al RC Tir Bl 10 “Húsares de Pueyrredón” (Regimiento de Caballería de Tiradores Blindados 10), ubicado en la localidad bonaerense de Azul. El Grupo de Artillería Blindado 1 compartía el terreno con el Regimiento de Caballería.
Pasaron ya treinta y cinco años de aquel sábado 19 de enero y aunque hoy se lo intente negar, en la Argentina hubo una Guerra -guerra revolucionaria total- y los argentinos de bien manifestaron su rechazo a la canalla marxista-leninista. Por eso nuestro homenaje, sencillo pero profundo a la vez, hacia aquellos soldados que libraron el buen combate, limpiamente, cayendo en combate o quedando heridos o mutilados, debe ser el de no olvidarlos.
Vestidos con uniformes militares los subversivos llegaron a las inmediaciones de la Guarnición Militar Azul en horas de la tarde y a las 22:30 hs comenzó la operación. Dividido en dos columnas el centenar de terroristas del PRT-ERP se puso en marcha. La primera de éstas por la cancha de polo para poder asaltar el puesto de guardia y la otra por las vías del tren que pasan por la parte de atrás del Regimiento. Ésta última columna sorprende al centinela, Soldado Daniel Osvaldo González y lo degüella. Pero en un último esfuerzo el Conscripto realiza un tiro para advertir así la presencia de los delincuentes. Vueltos a dividirse los terroristas erpianos, unos se dirigen al casino de oficiales para poder tomar la Plaza de Armas y el otro grupo comienza su ataque en la zona de las viviendas. Escuchados los primeros disparos sale a defender la Unidad, su Jefe, el Cnl Camilo Arturo Gay, quien cayó abatido por una cerrada descarga. Su señora esposa, Hilda Casaux de Gay, sus hijos adolescentes y un amigo de ellos fueron tomados de rehenes. Como la esposa del Cnl Gay no sirvió para emprender la fuga fue vilmente asesinada. El Tcnl Jorge Roberto Ibarzabal, Jefe del Grupo de Artillería, después de enfrentarse valientemente con los atacantes fue tomado prisionero. Cargado en uno de los camiones en el que huyeron los terroristas, soportó un martirio de 10 meses. Fue finalmente asesinado el 19 de noviembre de ese año mientras era transportado en un armario de oficina a bordo de una camioneta (“cárcel del pueblo móvil”).
Quien comandó el ataque a la Guarnición Militar de Azul fue uno de los sobrevivientes de la cúpula del ERP, Enrique Haroldo Gorriarán Merlo. 15 años más tarde haría lo mismo en el RI Mec 3 “Grl Belgrano”, con asiento en la localidad de La Tablada donde ofrendaron su vida el My Horacio Fernández Cutiellos, el Tte Ricardo Alberto Rolón, el Sarg Ay Ricardo Raúl Esquivel, el Sarg Ramón Orué, el Cabo 1º José Gustavo Albornoz, los Soldados Leonardo Martín Díaz, Domingo Julio Grillo, Roberto Tadeo Taddía, el Comisario Inspector Emilio García García y el Sargento José Manuel Soria.
La sangre generosamente derramada por éstos y por tantos miles de compatriotas, tengámoslo por seguro, no habrá sido en vano. Se convertirá en “el plasma vital” para esta tierra argentina.
Daniel Omar González Céspedes
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