lunes, 31 de agosto de 2009

Narices largas, o de como acomodar el discurso.

Leo y releo. "Videla, Menéndez y otros 23 represores van a juicio oral en Córdoba". Una de las tantas noticias sobre otros de los tantos juicios a los tantos genocidas sueltos, pensé. Pero de la relectura van surgiendo relaciones, pautas, puntas, datos que resultan indispensables a la hora de hacer inteligibles algunas actitudes, que de otro modo se agotarían en lo humanamente inadmisible.

Mucho nombre de jerarca conocido, cúspide de la siniestra estructura de represión que utilizó como mano ejecutora a los ya famosos (o infames) "cuadros medios" y reconozco entre ellos a dos, que a esta altura me resultan emblemáticos: Gustavo Adolfo Alsina y Raúl Eduardo Fierro. El primero de ellos, preso en el penal de Bower, el otro, con arresto domiciliario, parece que la naturaleza le está haciendo pagar las culpas que le debe a la justicia.

Decía que comienzo a entender algunas actitudes, porque leer que Gustavo Adolfo Alsina torturó hasta la muerte a José Mourkarzel me hace inteligible que su hermano, el coronel (r,y según él, PPP) Juan Carlos Alsina, mediante un curiosísimo acto de prestidigitación semántica, pretende resignificar el sentido de "tortura" (si es que tiene algún sentido la tortura), intentando transformar esa afrenta a la dignidad humana en un acto de "amor a la Patria", cito textual: "Que te quiero decir. Cuando agarraban a uno era fundamental obtener información en forma rápida. Y para ello había que usar la tortura.
Yo no lo hice ni lo haría. Me falta estómago. Pero tampoco acuso a quien lo hizo. Para mi no son delincuentes. Para mi los delincuentes fueron quienes sacaron provechos personales de esta guerra. Dinero, beneficios políticos. Los que violaron mujeres o robaron niños".

Torturalo, pero no le robes el reloj, parece rezar el código de honor militar al que se atienen algunos de estos primates inferiores. Entendámoslo, estamos frente a criaturas que pagan puntualmente sus impuestos, se levantan temprano, se cuidan de bebidas y comidas, van a misa, usan la escarapela, cuelgan la bandera del balcón, se bañan todos los días, mantienen prolijo su reglamentario bigote, se cortan el pelo una vez por mes, dan en aciento, ceden el paso, pero que son capaces de secuestrar, torturar, violar, asesinar o hacer desaparecer a miles en nombre de dios, la patria...y sus superiores.

"Memoria completa" (me la imagino con lechuga y tomate), "verdadera historia", "reconciliación nacional", "pacificación", etc, no son más que los eufemismos que los horribles y sus cómplices utilizan para referirse a la IMPUNIDAD. Este "mensaje", vomitado de la cloaca de Agustín Laje Arrigoni, cobra sentido cuando se relaciona a este procesista en estado embrionario con el coronel (r) Raúl Eduardo Fierro,condenado por delitos de lesa humanidad y preso con prisión domiciliaria, es el tio-abuelo del que "desinteresamente" y en nombre de la "justicia para todos" reivindica, algo solapadamente, la represión ilegal. El 6 de octubre de 2008 en un acto en Plaza San Martín, convocado por la pereGilada procesista y progenocida, este pichón de facho dijo: "No tengo víctimas del terrorismo en mi familia; nada me relaciona con la guerra revolucionaria desatada en nuestro país, más que el hecho de ser argentino. Es por ello que no tengo condicionamientos para juzgar la historia ni nada que justificar".¡Mentira!.

Así, justificando, mintiendo, negando, toma sentido el vano intento de imponer la teoría de los dos demonios, y el burdo intento de que en nombre de "restañar la heridas" se pretenda imponer la impunidad desde la hipocresía, el doble discurso y el doble estándar moral.
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24 años después del Juicio a las Juntas, Jorge Rafael Videla enfrentará otro proceso oral
Le llegó el turno al dictador
Está acusado por las torturas y ejecuciones de presos políticos alojados en la Unidad Penitenciaria 1 y en el Departamento de Informaciones (D2) de la policía de Córdoba. Lo acompañan Luciano Benjamín Menéndez y otros 23 represores.
Jorge Rafael Videla será juzgado en Córdoba por primera vez desde la anulación de las leyes de impunidad.
Por Diego Martínez
A casi un cuarto de siglo de su condena a prisión perpetua en el histórico juicio a los ex comandantes, el dictador Jorge Rafael Videla afrontará en los próximos meses, en Córdoba, su primer juicio oral y público tras la reapertura de las causas. Secundado por el condenado Luciano Benjamín Menéndez, el ex jefe del Ejército y presidente de facto será el principal de veinticinco acusados por las torturas y ejecuciones de presos políticos arrancados de la Unidad Penitenciaria 1 entre abril y septiembre de 1976, y por idénticos delitos en el Departamento de Informaciones (D2) de la policía de Córdoba. Así surge de la elevación a juicio que resolvió ayer la jueza federal Cristina Garzón de Lascano. El martes se sorteará qué tribunal oral federal será responsable de juzgarlo.
“El nivel de instrucción de esta causa fue muy importante desde el momento que abarca a toda la cadena de mandos: a quienes dieron las órdenes, a quienes las transmitieron y a quienes las ejecutaron”, consideró Martín Fresneda, abogado querellante de H.I.J.O.S. regional Córdoba. “Desde ese punto de vista es una causa muy completa, con abundante prueba, y muy significativa sobre cómo las estructuras militares intervinieron con metodologías clandestinas en las viejas estructuras legales del Estado, como un establecimiento penitenciario”, agregó.
Videla y Menéndez eran en 1976 comandante en jefe del Ejército y del Tercer Cuerpo, respectivamente. Por debajo, en Córdoba, se ubicaba el jefe de la Brigada de Infantería Aerotransportada IV y del área militar 311, general Juan Bautista Sasiaiñ, que murió impune. Sí serán juzgados, todos como autores mediatos, el ex jefe de Estado Mayor general Vicente Meli, y los tenientes coroneles Mauricio Carlos Poncet (jefe de la División Personal), Raúl Eduardo Fierro (jefe de Inteligencia) y Jorge González Navarro (jefe de Asuntos Civiles).
El 30 de abril de 1976, luego de diez días secuestrados en el D2, pegado a la Catedral cordobesa, María Eugenia Irazusta, Eduardo Bártoli y Víctor Chiavarini fueron asesinados en un falso intento de fuga. El 17 de mayo, por orden del fallecido Raúl Telleldín, célebre torturador y jefe de informaciones del D2, su banda se presentó en la cárcel con dos órdenes de traslado. En tres vehículos se llevaron, amordazados y encapuchados, a seis presos políticos. Minutos después los fusilaron. Los imputados del D2 que llegan a juicio son los ex comisarios Jamil Jabour, Luis Alberto Rodríguez y Carlos Alberto “Tucán” Yanicelli, los suboficiales Ricardo Cayetano Rocha, Marcelo Luna y Calixto Luis “Chato” Flores, y los civiles Alberto Luis Lucero, Juan Eduardo Ramón Molina, Miguel Angel “Gato” Gómez.
Otras ejecuciones de presos de la UP1 tuvieron protagonistas militares. El 5 de julio de 1976, por orden del teniente coronel Víctor Pino, un grupo de detenidos fue obligado a desvestirse y apoyar los brazos contra un muro de la cárcel. El cabo Miguel Angel Pérez recorrió la fila repartiendo bastonazos. Raúl Bauducco cayó al recibir un golpe en la cabeza. “¡Parate o te mato!”, le gritó Pérez. Como no obtuvo respuesta le murmuró algo al oído al teniente Enrique Pedro Mones Ruiz, que asintió en silencio. Pérez volvió, apuntó a la cabeza de Bauducco y disparó.
Nueve días después, el teniente Gustavo Adolfo Alsina se molestó al ver a José Moukarzel hablar con otro detenido. Lo sacó a un patio, lo hizo desnudar y lo ató de pies y manos con estacas. Le pegó, lo pateó y le tiró un baldazo de agua fría. A las once de la noche, ya inconsciente, lo sacaron en camilla al Hospital Penitenciario, donde murió dos horas después. El médico José Felipe Tavip, sin realizar la autopsia, consignó en el certificado de defunción que murió producto de un paro cariorrespiratorio. El 12 de agosto, por orden de Sasiaiñ, el teniente Osvaldo César Quiroga retiró de la cárcel a Miguel Vaca Narvaja, Arnaldo Toranzo y Gustavo De Breuil. Minutos después fueron asesinados cerca del estadio Château Carreras. Además de los seis citados, serán juzgados por torturas en la UP1 los suboficiales José Antonio Paredes y Carlos Hibar Pérez. Completan la lista de imputados el teniente coronel Emilio Juan Huber y el mayor Francisco Pablo D’Aloia.
Para el 8 de octubre el TOF-1 de Córdoba tiene previsto comenzar a juzgar a Menéndez y a cinco ex miembros del D2, incluidos Flores y Gómez, por torturar y asesinar a Ricardo Albareda, ex subcomisario y miembro del aparato de inteligencia del ERP. Si del sorteo del martes surge que el mismo tribunal debe juzgar a Videla & Cía., ambas causas podrían acumularse en un juicio con 28 imputados. Si “UP1” recae en el TOF-2, es probable que el dictador de 84 años deba esperar su turno en el penal de Campo de Mayo.
Fuente: Página 12

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Un boludo anclado en el pasado- Esos sos...

undemonio dijo...

Podrán decir que soy un boludo. Pero no soy el único.

Red Patriotica Argentina dijo...

Mal de mucho consuelo de zonzos.

Ciudadanos Alerta dijo...

Yo tampoco estoy de acuerdo con la teoría de los "dos demonios", pues hubo uno solo: EL TERRORISMO APÁTRIDA Y ASESINO DE ARGENTINOS. ¡HASTA DE NIÑOS! ¿Por qué no contás eso? Olga C. Moreno