sábado, 18 de julio de 2009

Víctimas del terrorismo (III)



APEMIA CRITICO A LAS OTRAS ENTIDADES POR LEVANTAR EL ACTO

“La peor pandemia es la impunidad”

Por Adriana Meyer


“La peor pandemia es la impunidad”, fue la frase que abrió el acto de la Agrupación por el Esclarecimiento de la Masacre Impune de la AMIA (Apemia), el único que se realizó por los quince años del ataque terrorista a la mutual judía. “No hay excusa válida para levantar un acto callejero, y menos cuando se cumplen quince años de impunidad y encubrimiento en el crimen de la AMIA”, dijo a Página/12 Laura Ginsberg. Aunque la explicación oficial de la DAIA y la AMIA para suspender el tradicional acto central fue la prevención de la gripe A, quienes acudieron ayer a la convocatoria de Apemia afirmaban que esas entidades procuraron evitar que el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, fuera abucheado por la irritante designación del comisario retirado Jorge “Fino” Palacios al frente de la flamante Policía Metropolitana.
“Denunciamos que el gobierno de Cristina Kirchner está organizando, y de hecho ya ha concretado, una operación de alcance internacional para ponerles punto final al tema de la AMIA y a cualquier posibilidad de investigación y esclarecimiento, con el único objetivo de exculpar al Estado argentino de sus propias responsabilidades encubridoras y criminales”, dijo Ginsberg, fundadora de Apemia, en sintonía con el documento que leyeron más tarde desde el escenario Liliana Daunes y Ramiro Geber. En la esquina de Corrientes y Pasteur se habían congregado unos 500 militantes de las Asambleas del Pueblo, el Movimiento Teresa Rodríguez, el Partido Obrero, el Partido de los Trabajadores Socialistas y la Federación Universitaria de Buenos Aires, los principales dirigentes de esas agrupaciones y algunos independientes. No hubo ni barbijos ni alcohol en gel pero sí bombos, batucada y reclamos de “justicia y verdad” con bronca acumulada. Y volanteada en la vereda para los peatones.
Respecto de la polémica por el nombramiento de Palacios, Ginsberg dijo que “ha sido una verdadera provocación de Macri en una fecha próxima a este aniversario nombrarlo como jefe de la Policía Metropolitana, un encubridor del atentado a la AMIA y alguien que también está involucrado en la represión y los asesinatos del 19 y 20 de diciembre, y tuvo contactos con los secuestradores de Axel Blumberg”.
En teoría, a partir del lunes los delitos cometidos en el ataque contra la AMIA estarían prescriptos por el tiempo transcurrido, salvo que avancen los planteos para que sean declarados de lesa humanidad. “Desde Apemia venimos diciendo desde hace muchos años que fue un crimen perpetrado desde el Estado. Si se reconocen como crímenes contra la humanidad, el responsable es el Estado. Aquí hubo un crimen de terrorismo de Estado en democracia, aquí hay una responsabilidad encubridora del Estado nacional que hasta el gobierno de Kirchner reconoció por decreto. Por lo tanto eso merece un juicio y una condena que tendría que tener características especiales”, expresó la fundadora de Apemia.
Fuente: Página 12

Cita "palmaria":

"(...)¿usted piensa que Carlotto, Hebe, León Gieco, etc, compartirían una plaza con Larrabure hijo, con los Viola, con los Barrios?. Mire, yo mismo he acompañado a Fernández Cutiellos, a Ibarzábal, Larrabure y Sacheri a invitar a las Víctimas de la AMIA a sumarse al reclamo. Y las mismas víctimas de la Amia dijeron que para ellos, los muertos en los 70 a mano de Montoneros, ERP etc. no son Víctimas del Terrorismo… no aceptan venir a los actos, y no aceptan que las Víctimas del Terrorismo adhieran en los actos de la AMIA…(...)"


lunes, 13 de julio de 2009

Víctimas del terrorismo (II)





Con 18 años fue llamado por un gobierno ilegal a cumplir con la ley. Y lo mandaron a la guerra, y lo abandonaron a su suerte, y lo hambrearon y los sometieron a la tortura del frío. El Estado terrorista, encarnado en la más sangrienta dictadura que no dudó en asesinar a Juan, cómo antes no había dudado a la hora de estaquear, torturar o humillar, a su propia tropa; cómo antes no había dudado, en el contexto de una guerra imaginaria, en torturar y hacer desaparecer a decenas de soldados conscriptos, es el responsable de la muerte de Juan. Y por favor, no me vengan con eso de la defensa de la patria y otros cuentos.

Me pregunto que habrá pasado por la mente de Juan durante los tres días de agonía que transcurrieron entre el momento que fue rescatado del infierno y su muerte en el Hospital Naval de Puerto Belgrano.

¿se habrá preguntado: por qué?

¿Se habrá preguntado por qué la muerte, cuando apenas empezaba a vivir?, ¿por qué el hambre?, ¿por qué el frío? ¿por qué la soledad y el abandono?.

¿Se habrá preguntado Juan: para qué?

¿Para "defender a la patria hasta perder la vida"? ¿era eso defender a la patria?

¿Para sostener a una junta militar que lo asesinaba a él en nombre de la patria cómo antes lo había hecho con miles de compatriotas?


¿Se habrá preguntado Juan: para quién?

¿Para una junta militar que luego le negaría el reconocimiento y que los ocultaría a la vista?, ¿para una sociedad que estafada moralmente con una trampa tendida sobre un sentimiento genuino, luego le daría vuelta la cara?.

Algún día podremos, porque debemos, reconocer la dimensión de lo sucedido con Juan. Algún día reconoceremos que el Estado terrorista lo sacó de su hogar y de su familia; que el Estado terrorista lo llamó a defender la soberánía del territorio al mismo tiempo que avasallaba la de su pueblo; que el Estado terrorista lo llevó a Malvinas; que el Estado terrorista lo abandonó; que el Estado devenido en terrorista lo asesinó.

Para Juan Quintana,

memoria, verdad y justicia.











sábado, 11 de julio de 2009

Víctimas del terrorismo.


Las víctimas del terrorismo piden justicia. Hace años que reclaman por juicio y castigo a los personajes acusados de sesgar vidas con esa trágica metodología. Pero parece que lejos de ser condenados, muchos de esos personajes son premiados con puestos en la estructura del Estado.
El 17 de marzo de 1992 a las 14:50 una bomba destruyó la embajada de Israel en Buenos Aires y terminó con la vida más de veinte personas.
El 18 de julio de 1994 a las 9:50 una bomba destruyó la sede de la AMIA y terminó con la vida de 85 personas.
A pocos días de conmemorarse éste atentado, Jorge "el fino" Palacios, involucrado en tamaño crímen, es premiado con un puesto en la estructura Estatal: será el jefe de la policía de Macri. Un delincuente combatiendo al delito. Bueno, al menos no podremos decir que no sabe de lo qué está hablando, o haciendo.
Ésto es parte de la historia argentina que transcurre en un presente obstinado. Las víctimas de la embajada y la AMIA persisten en un obstinado presente junto con la víctimas del terrorismo de Estado, guardadas eternamente en la memoria, en busca de la verdad y a la espera de justicia.
Pero ésta historia pretende ser repetida, y en el extremo opuesto del continium histórico, se asoma la farsa. Y los farsantes de dicen familiares y amigos de víctimas cuando en realidad deberían llamarse familiares y amigos de victimarios. Éstos farsantes pretendieron compartir el escenario con los protagonistas de la tragedia. Hubo convite. Sí, lo hubo.
Palmariamente rechazado, porque las verdaderas víctimas tienen claro que los farsantes que pretendieron usarlos, tienen como fin último, aquello contra lo cual ellos vienen luchando hace años: la impunidad.
Unos, desde la memora militante y activa, luchan por destejer la trama siniestra que calla y oculta la muerte y que contó, y cuenta, con el apoyo interno de siniestros personajes cómo Palacios.
Los otros, desde la prepotencia, la provocación, el insulto y la amenaza intentan imponer la desmemoria y la repugnante reivindicacién del secuestro, la violación, la tortura, el asesinato y la desaparición forzada de personas.
Unos son las verdaderas víctimas de la tragedia, que claman por justicia.
Los otros, son farsantes patéticos al servicio de la impunidad.
NO OLVIDAMOS
NO PERDONAMOS
NO NOS RECONCILIAMOS

lunes, 6 de julio de 2009

De la familia militar. O de cómo compartir códigos mafiosos y criminales.

Resulta ser que ahora, y admitiendo una falta de inteligencia e imaginación superlativas, los detenidos por cometer crímenes de lesa humanidad se pretenden "presos políticos". Y claro, nunca faltan los reclamos epistolares tan lacrimógenos cómo cargados de reproches. Reproches a los camaradas, reproches a la justicia, reproche al congreso, reproches al poder ejecutivo, reproches al ministro, reproches al secretario, reproches a los familiares, reproches a los amigos, reproches a la sociedad toda. Se entiende, a que hijo/a le gusta tener al padre en cana; y en cana por secuestrador, violador, torturador, asesino. Es jodido. Por supuesto que las "justificaciones" pretendidas para con los que llevaron adelante la represión ilegal son muchas y varían en un continuo que va desde el absurdo hasta la chicana legal, pasando por un patriotismo mal entendido: "era un oficial joven", "ellos, los subversivos, empezaron", "no tenía poder de decisión", "lo hicieron para salvar a la patria del marxismo" y otros patetismos por el estilo.
Muchos admiten "las cosas malas que se hicieron", tal el caso del recién milagrosa y recientemente zafado Duret: "una barbaridad como la que le ocurrió a Carlos Labolita y a su familia no puede ser justificada de ninguna manera", "nada de lo que voy a decir pretende justificar lo que pasó", dijo, además, qué la responsabilidad legal tendría que haberse restringido a los comandantes, a "los que cometieron excesos", a "los violadores, los ladrones, los que se apropiaron de niños". "Lo que le pasó a Labolita fue una barbaridad", y el fiscal Adler le preguntó: ¿Qué le pasó a Labolita?. Duret, adhiriendo al férreo código de silencio cuya violación se paga con la vida, sólo dijo: "No voy responder".
Repasemos: Duret admite que fue una barbaridad lo que pasó con Labolita (y con miles más, agrego yo). Admite que no puede ser justificado. Duret admite que hubo "excesos" (eufemismo por crímenes). Duret admite que hubo ladrones, violadores, y apropiadores de niños. Pero Duret dice, siguiendo un código de "honor", "no voy a responder". Es cómo decir: sé quién torturó, sé quién asesinó, sé quién robó, sé quíen se apropio de un niño, se quién violó pero...no voy a decir quienes fueron. A "eso" le llaman lealtad, a "eso" le llaman "camaradería", a "eso" le llaman "espiritu de cuerpo". Debería llamarse, con más justicia, "me cago en la justicia" o, simplemente, "complicidad".
Tengo ante mí un mensaje de correo electrónico, es de la hija de un mayor (r) llamado Jorge Alberto D'amico, preso el el penal de Colonia Pinto (Santiago del Estero) hace cuatro años por delitos de lesa humanidad, el mismo está plagado de los reproches a los que antes hacía mención. Pero no es eso lo interesante. Lo verdaderamente notable es la adherencia criminal al código de silencio mafioso que caracteriza a los genocidas y a los procesistas progenocidas que componen su séquito de cómplices: "
"Con respecto a las causas ( tema que hubiera preferido no tocar) quedensé tranquilos, mi padre JAMAS traicionaría ni mandaría al frente a alguno de ustedes, así cuando en el juicio le pregunten, él mismo me dijo que no va a nombrar a nadie para que no queden pegados. MI PADRE Y LO REPITO, ES UN HOMBRE DE HONOR."
El "honor" de nuestro militares parece agotarse en la complicidad ante crímenes atroces, y siempre en desmedro de la memoria, la verdad y la justicia.

sábado, 4 de julio de 2009

LA "NUEVA POLÍTICA"



















Jorge " el fino" Palacios

Policía y delincuente

Involucrado en la sangrienta represión de diciembre de 2001.

Involucrado en el secuestro y muerte de Axel Blumberg.

Involucrado en la causa AMIA.


Ésta es la "nueva política" propuesta por los que "ganaron".


Ésta es la "más y mejor democracia" que proponen.


Ésta es el "respeto a las instituciones" que pregonan.

Acuérdese: usted los votó, no yo.

jueves, 2 de julio de 2009

USTED, NO YO


Mire bien la caras. Anótese los nombres. Recuerde sus palabras. No vaya después a decir: "yo no quise", "yo no supe", "yo no pude". Ud los votó, no yo. Usted pretendió "castigar" con su voto. Pero ojo, tenga en cuenta que abrió la puerta. Abrió la puerta a un empresario de la efedrina que despotrica contra la ley de medios porque perjudica su negocio; a un sindicalista paradigma de la corrupción qué alguna vez, y para demostrar su vocación democrática, tomó por asalto una escuela e hizo quemar las urnas en plena elección; a un "político" maestro de clientelismo, eterno sospechado de narco, responsable polítco de la masacre de puente Pueyrredón. Pero...para qué le voy a contar, si usted ya lo sabe, usted ya los conoce... pero igual los votó. Bueno, ahí los tiene restregándose las manos, agazapados, buscando fisuras en dónde meter la cuña que provoque la fisura y si es posible, el derrumbe.


Ahí los tiene, el sindicalista oficial en los noventa, el vicepresidente de los noventa, el adulón de la gestión de los noventa. Usted, con su mano derecha, les abrió la puerta y de paso, les dió la oportunidad para pretender volverse a encaramar en el poder. Pero cuando éstos personajes vuelvan a hacer los desmanes que antes hicieron, usted que los votó, no sabrá o no podrá hacerlos volver al lugar de dónde nunca tendrían que haber salido. Y cómo siempre, van a ser otros los que pongan el pecho, arriesguen el pellejo y hasta la vida para que usted, maldito burgués asustado, duerma tranquilo pensando que alguién le sacó de encima la bestia que soltó.

De presuntas enfermedades y sus presuntos remedios.